La opinión, cuando se ejerce con responsabilidad, veracidad e
independencia termina por convertirse en
uno de los eslabones más relevantes para
la democracia. Cualquiera diría
-partiendo de las anteriores premisas-
que el derecho a emitir el punto de vista
sobre un asunto no tiene discusión, pero
generosos en cuanto a número y detalles son los ejemplos existentes en la patria del
bicentenario en esta materia. Vetar un
columnista, cerrar una revista o tildar
de terroristas a quienes piensan
diferente son los casos con los que convivió
buena parte de la opinión pública durante ochos años.
Sin embargo hay casos de menor
altisonancia que transcurren día a día, como los que tienen que ver con los
obstáculos financieros y legales que impiden la constitución de nuevos medios de comunicación masiva. De manera que el sólo hecho de intentar crear
un medio de comunicación de carácter
independiente, del orden radial, escrito o televisivo, constituye de entrada
una desventaja enorme frente a quienes desde altas esferas económicas deciden
quién se queda con el alcance masivo para transmitir la información.
Por eso hay tras cada esfuerzo
comunicativo, desde el de una comunidad
que se organiza para difundir sus ideas a través de una emisora comunitaria,
desde el que realiza un grupo de jóvenes que reúnen voluntad y empeño para reproducir en un medio impreso o electrónico
la lectura que tienen del mundo, hasta
quien logra mantener una red de televisión
independiente; toda una verdadera alternativa de renovación en materia
de información.
En concordancia, Portafolio Cultural, apelando a los tres principios con los que da inicio esta editorial, pone en escena un nuevo medio escrito, que sumado a los ya existentes en la región, contribuyan a generar opinión incluyente, pluralista y democrática.
Ver Revista.