En su libro de relatos: Las Ciudades Invisibles de Ítalo Calvino, el escritor describe a Fedora como una ciudad ideada por y para el deseo:

En el centro de Fedora, metrópoli de piedra gris, hay un palacio de metal con una esfera de vidrio en cada aposento. Mirando dentro de cada esfera se ve una ciudad azul que es el modelo de otra Fedora. Son las formas que la ciudad habría podido adoptar si, por una u otra razón, no hubiese llegado a ser como hoy la vemos. En todas las épocas alguien, mirando a Fedora tal como era, había imaginado el modo de convertirla en la ciudad ideal, pero mientras construía su modelo en miniatura, Fedora dejaba de ser la misma de antes, y aquello que hasta ayer había sido uno de sus posibles futuros era solo un juguete en una esfera de vidrio.

Quiero pensar que nuestra urbe está hecha de muchas ciudades que otros imaginaron desde su fundación, o quizá antes en alguna epifanía de Francisco Pereira cuando por estas tierras huía de la muerte. Quiero pensar que esta ciudad caleidoscópica acaso sobrevive en los relatos orales de los viejos, en álbumes de familia, en postales y desde hace poco tiempo en videos.

Llama la atención un video clip de Pereira puesto que entre todos los medios que se usan para perpetuar la memoria urbana, la oralidad permite elaborar imágenes más personales en nuestra ensoñación. En cambio en el video clip de la ciudad el sueño de algunos (sus realizadores) producido en su encantamiento citadino, se narra su memoria, su vivencia personal, es decir su mirada. Recordemos que video viene de la palabra videre que significa yo veo, ¿y qué vemos a través de una cámara y una pantalla sino es la imagen precaria de nuestros recuerdos?

Dicho sea de paso que un video clip en ningún caso representa la visión total o las miradas de todos los ojos de ciudadanos y visitantes que han vivido la urbe.

Lo que si hace un video clip de ciudad es ponernos a soñar como otros sueñan, imaginar como otros imaginan y estimulan en nuestra memoria las ciudades que conservamos inconclusas, la urbe a nuestra medida, la Pereira ideal.

También es cierto que esa ciudad en la que se tejieron día tras día los mitos del progreso, libertad y civismo aún persiste y emerge a manera de consuelo que sugiere: todo tiempo pasado fue mejor. En otras ocasiones sirve para reanimar en la esperanza la especie de cadáver respetable que es el olvido.

Sin embrago vale soñar porque es un derecho insustituible. Y también vale inventarse la ciudad que más allá de convertirse en una bella esfera de juguete, se viva plenamente como el territorio de la ciudadanía, es decir del ejercicio de los ciudadanos tanto con derechos como con deberes.

Calvino escribió este y otros relatos inventando un encuentro entre Kublai Kan y Marco Polo, los dos conquistadores embriagados de poder y ajados ya por años de guerra, se regocijaban en la persistencia del olvido y en la fragilidad de la memoria, y llegan a nosotros para enseñarnos a través de sus viajes a imaginar de una manera universal la urbe en la que vivimos. 

Pereira, 10 de diciembre de 2013.

Producción de

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Una obra de:

Martha Isabel Castrillón y Steven Arenas

Composición:

Steven Arenas 

Producción Musical:

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Agradecimientos:

Galería fotográfica por: